Hernia de hiato

Hernia de hiato

Qué es la hernia de hiato?

La hernia de hiato es una afección en la cual una porción del estómago sobresale dentro del tórax, a través de un orificio que se encuentra ubicado en el diafragma, la capa muscular que separa el tórax del abdomen y que se utiliza en la respiración.

Causas:
Se desconoce la causa de este tipo de hernias, pero puede ser el resultado del debilitamiento del tejido de soporte. En los adultos, hay factores de riesgo conocidos tales como el envejecimiento, la obesidad y el tabaquismo.

Los niños con esta afección por lo general nacen con ella (congénita) y a menudo ocurre con reflujo gastroesofágico en bebés.

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El diagnóstico inicial de la hernia de hiato se basa en los síntomas; sin embargo, si estos son diarios o es necesario mantener tratamiento farmacológico durante más de 2-3 semanas, es conveniente realizar exploraciones dirigidas a conocer:

  • La existencia o no de reflujo gastroesofágico (RGE).
  • La existencia o no de complicaciones derivadas del RGE
  • Descartar otras lesiones que clínicamente se parecen al RGE y tienen un tratamiento y un pronóstico diferente.

El diagnóstico se realizará mediante técnicas endoscópicas pudiendo ser necesaria en ocasiones, la realización de una ph-metría para conocer el grado de acidez existente en el esófago.
El tratamiento irá desde medidas posturales y hábitos de vida, fármacos durante un tiempo más o menos prolongado; cuando estas medidas fracasan y en casos muy estudiados, puede estar indicado el tratamiento mediante funduplicatura.

El médico puede estudiar el RGE con distintos medios:

  • Radiografías: se administra un líquido oralmente, que es opaco y se puede ver por rayos X, y se estudia el paso de esófago a estómago y la existencia o no de reflujo hacia el esófago.
  • Gastroscopia: se introduce un tubo con una cámara de vídeo en la punta a través de la boca para llegar al estómago. Permite ver directamente las paredes del esófago y del estómago, con lo que permite saber si se ha producido inflamación esofágica (esofagitis) y su severidad; también permite tomar muestras para biopsia en el caso de encontrar lesiones y descartar otras enfermedades que pueden simular RGE.
  • Manometría esofágica: mediante una sonda se estudia cómo se mueve el esófago cuando el paciente traga líquidos.
  • pH metría de 24 horas: consiste en introducir una sonda por la nariz con un sistema en la punta que detecta el pH que existe en el esófago y/o en el estómago. Permite saber cuándo se producen los episodios de reflujo, cuánto tiempo duran, si se relacionan o no con los síntomas, etc.

El tratamiento del RGE depende de su severidad. En los casos leves el objetivo es sólo controlar los síntomas; en los casos graves o complicados el objetivo del tratamiento va más allá del alivio clínico y pretende evitar o tratar las complicaciones derivadas de este reflujo.
En cualquier caso, el primer paso consiste en tomar unas medidas dietéticas y posturales sencillas que permiten en muchos casos (25 por ciento) un adecuado control de los síntomas:

  • Evitar las comidas y las bebidas que favorecen la relajación del EEI, incluyendo grasas (especialmente fritos), pimienta y especias, chocolate, alcohol, café, frutos cítricos y tomate.
  • Perder peso en caso de obesidad.
  • Dejar de fumar.
  • Elevar la cabecera de la cama unos 10 cm. Es importante NO colocar almohadas, que sólo consiguen flexionar el cuello. Se trata de conseguir una inclinación de todo el tronco, por eso se aconsejan camas articuladas o colocar tacos de madera en las patas delanteras de la cama.
  • Evitar acostarse hasta haber pasado 2 ó 3 horas de la ingesta. El tratamiento farmacológico se indica cuando las medidas anteriores no son suficientes.

Las medidas dietéticas y posturales DEBEN mantenerse a pesar de seguir un tratamiento farmacológico, puesto que está demostrado que ayudan sensiblemente al buen control clínico de la enfermedad.