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vesicula biliar

Qué es la vesícula biliar?

La vesícula biliar es un órgano con forma de pera ubicado debajo del hígado. Almacena bilis, un líquido producido por el hígado para digerir las grasas. Cuando el estómago y el intestino digieren los alimentos, la vesícula biliar libera bilis a través de un tubo denominado conducto biliar común. Ese conducto conecta a la vesícula biliar y el hígado con el intestino delgado.

Es más probable que la vesícula cause problemas si algo obstruye el flujo de bilis a través de los conductos biliares. Eso suele ocurrir con los cálculos biliares. Los cálculos se forman cuando hay sustancias en la bilis que se endurecen. Las crisis por cálculos suelen presentarse después de las comidas. Los signos de una crisis por cálculos incluyen nauseas, vómitos o dolor en el abdomen, la espalda o debajo del brazo derecho.

Los cálculos biliares son más comunes entre los adultos mayores, las mujeres, las personas con sobrepeso. Afortunadamente, la vesícula biliar no es un órgano imprescindible para la vida. La bilis tiene otras vías para llegar al intestino delgado.

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La neoplasia maligna más frecuente es el adenocarcinoma procedente del epitelio mucoso de la vesícula biliar. Factores de riesgo: colelitiasis de larga data (sobre todo cálculos >3 cm; se encuentran cálculos en ~80 % de los casos de neoplasia vesicular; se diagnostica neoplasia incidental en ~1 % de las colecistectomías realizadas por litiasis), quistes de las vías biliares, pólipo vesicular >1 cm, síndrome de poliposis familiar.

Síntomas poco característicos. Se presentan por lo general de forma tardía, por lo que el diagnóstico se realiza en fases inoperables. Es frecuente el dolor en el hipocondrio de tipo sordo irradiado hacia el lado derecho de la columna vertebral y hacia la región interescapular; ictericia y prurito (por infiltración tumoral de la vía biliar, lo cual empeora el pronóstico); náuseas y vómitos; falta de apetito, pérdida de peso; tumoración palpable en el hipocondrio derecho.

Exploraciones complementarias

1. Pruebas de laboratorio: aumento de la actividad sérica de ALP y GGT, concentración de bilirrubina, actividad de ALT y AST (en fases avanzadas de la enfermedad con infiltración o metástasis hepáticas); aumento de CEA y CA 19-9.

2. Pruebas de imagen. Ecografía: puede evidenciar engrosamiento en la pared (>1 cm), tumor endoluminal o extraluminal (los pólipos <1 cm pocas veces son malignos). Ecoendoscopia: determinación de la profundidad de la infiltración y de la existencia de adenopatías locales. Escáner: información similar a la ecografía, además evaluación de la topografía de las lesiones, de las adenopatías regionales y de la infiltración hepática. CPRM y CPRE: pueden descubrir las estenosis del segmento central de las vías biliares, lo que es la evidencia de su infiltración por el cáncer.

Criterios diagnósticos

Sospecha basada en los resultados de las pruebas de imagen; diagnóstico confirmado mediante el estudio histológico de la pieza quirúrgica.

1. Colecistectomía: laparoscópica cuando se trata de hallazgo incidental. Puede ser suficiente en caso de neoplasia microscópica y no infiltrante (Tis o T1). Si se sospecha neoplasia antes de la cirugía → método abierto (colecistectomía con margen hepático ≥2 cm y eliminación de los ganglios linfáticos regionales).

2. Tratamiento paliativo: drenaje biliar por método endoscópico con colocación de stent. Reduce los síntomas colestásicos.

3. La quimioterapia postoperatoria es ineficaz.