Adelgazar a corte de bisturí

Las operaciones conocidas como de reducción de estómago son la única alternativa de la personas con obesidad mórbida para perder peso y ganar en salud

No es cuestión de estética, es un problema de salud. Los pacientes con obesidad mórbida que acuden a la cirugía bariátrica para adelgazar lo hacen para mejorar su calidad de vida, no para estar más guapos.

Pero no todas la personas con exceso de peso pueden optar a la cirugía bariátrica. Hay que cumplir unos requisitos. Para poder someterse a estas intervenciones los pacientes deben tener un índice de masa corporal –IMC– (se calcula dividiendo el peso en kilos entre el cuadrado de la altura en metros) por encima de 40, aunque admite que hay excepciones. Señala que una persona cuyo IMC está entre 35 y 40 también puede ser intervenido si tiene alguna patología como diabetes o hipertensión. Ya en casos de entre 30 0 35 de IMC se efectúa si el paciente padece trastornos metabólicos importantes.

Los efectos positivos de la cirugía bariátrica son muchos y muy importantes, porque la calidad de vida del paciente mejora considerablemente. Por ejemplo una persona obesa antes de operarse ve el fútbol en la televisión, «pero después de la intervención y tras perder peso ya puede practicar este deporte». Pasa, de ser un deportista pasivo a ser activo. Otro dato importante que aporta este doctor es que la mayoría de los operados que sufrían diabetes tipo dos o hipertensión, tres días después de pasar por el quirófano ya no necesitan medicación. Se calcula que en en un plazo de dos años, las personas intervenidas pierden un 85 por ciento del peso que les sobraba.

Aunque mencionar la palabra quirófano imponga y de algo de miedo, el índice de mortalidad por estas operaciones es del 0,1 por ciento. Reconoce que esta cirugía es compleja, pero la técnica y el material han avanzado muchísimo, «en 20 años se ha bajado de un riesgo del tres por ciento al 0,1 por ciento actual».

No obstante, existe el riego de entrar en un quirófano, a lo que se une que la mayoría de las personas que son operadas son pacientes complejos porque son o han sido fumadores, bebedores y padecen hipertensión y diabetes, entre otras enfermedades.

Aunque la franja de edad para poder someterse a una cirugía bariátrica está entre los 18 y los 65 años, la mayoría de las personas que se operan tienen entre 35 y 55 años y «la vida les cambia por completo. Antes de la intervención venían a la consulta con colores oscuros y al año de la intervención visten colores vivos». Otro dato importante es que muchas de las mujeres que se operan tienen problemas para tener hijos, «pero al año de haberse operado ya vienen a la consulta embarazadas».

Respecto a las intervenciones que se realizan con más frecuencia se encuentran la gastrectomía vertical, también conocida como gastroplastia tubular o manga gástrica, y el by-pass gástrico. La primera técnica, según este cirujano está en auge por su simplicidad y efectividad.

La cirugía es el último paso para bajar de peso cuando la obesidad afecta a la salud con enfermedades como diabetes, hipertensión, colesterol, artrosis y depresión, que aumentan el riesgo de padecer un infarto. Existen varias operaciones bariátricas –banda gástrica ajustable, by-pass gástrico y gastrectomía vertical– y que dependiendo del paciente se realiza una u otra. Todas ellas son de reducción de estómago, que pasa de tener 1.300 centímetros cúbicos a 850 centímetros cúbicos, «con lo cual se come menos, pero más veces al día».

Tras la operación estas personas cambian sus hábitos y mejoran su calidad de vida considerablemente, porque sus relaciones personales también mejoran. Muchas de estas personas antes no salían a la calle.

Fuente: elcorreoweb.es