Entrevistas y mensajes de texto los ayudaron a disminuir entre 600 gramos y casi 5 kilos.
En un momento en el que hay más celulares en uso que habitantes, un grupo de investigadores se preguntó si enviar mensajes personalizados serviría para que las personas controlaran sus valores de presión y tuvieran un mejor estilo de vida. Al año, en un estudio sobre más de 600 participantes, comprobaron que esos consejos no influían en la presión, pero sí en el peso.
«El descenso fue pequeño, pero nada despreciable. Vimos que a mayor dosis de mensajes personalizados, mejores eran los resultados: las personas que recibieron más del 75% de los mensajes adelgazaron casi un 5% de su peso inicial en un año. Y no solo redujeron el peso sino que también mejoraron la calidad de lo que comían, aunque sin que eso tuviera efecto en la presión», explicó el investigador principal, Adolfo Rubinstein, director general del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) de Argentina.
Desde Buenos Aires, con su equipo del Centro de Excelencia para la Salud Cardiovascular en América del Sur (Cescas), coordinó este ensayo aleatorizado sobre salud móvil publicado el mes pasado en The Lancet Diabetes & Endocrinology.
Participaron 637 prehipertensos de entre 30 y 60 años de bajos recursos que concurrían a centros de atención primaria de Argentina, Guatemala y Perú. Tenían valores de presión sistólica (máxima) de entre 120 y 139 mmHg y de presión diastólica (mínima) de entre 80 y 89 mmHg. No tomaban antihipertensivos.
A todos se les explicó cómo mejorar el estilo de vida. Al azar, solo la mitad recibió en su celular un llamado telefónico mensual de una nutricionista entrenada para promover la vida saludable con un mensaje de texto personalizado por semana. Luego de cada llamada, enviaban mensajes de refuerzo adaptados a la actitud del participante frente a los cambios de hábitos propuestos.
«Una persona solo necesita media cucharadita de sal al día. ¿Cuánto comés vos? ¡Pensalo!», apelaba un mensaje. Otra tres serie de textos apuntaban a comer más frutas y verduras, reducir el consumo de productos ricos en grasa y azúcar, y hacer ejercicio. «¿Ya comiste alguna fruta o verdura hoy? Tratá de comer al menos una en cada comida», aconsejaban.
Plataforma online.
Para personalizar los mensajes diseñaron una plataforma online con algoritmos que permitieron enviar a cada celular alguno de los 56 mensajes de texto validados y adaptados para cada país. «Nos aseguramos de que comprenderían lo que se estaba comunicando. Aún es alto el analfabetismo en salud, que es independiente de saber leer y escribir», aclaró Rubinstein.
Los mensajes fueron individualizados con información obtenida antes del estudio (desde el uso del celular hasta los hábitos) y durante la investigación, con cuestionarios online que los nutricionistas cargaban cuando llamaban a los participantes.
Los textos utilizados se referían a cuatro hábitos por mejorar para prevenir la hipertensión organizados en cuatro «etapas» de cambio. Iban desde «Para mantener tu presión normal, evitá comer hamburguesas, pizza, panchos, papas fritas y maníes. Tienen muchísima sal», hasta «¿Por qué no hacés algo distinto? Empezar tu día con una fruta te ayudará a estar sano y no subir de peso», o «Sigue haciendo actividad física. Te ayudará a mantener tu presión normal».
A los 6 y 12 meses evaluaron los cambios. La presión no varió pero el acompañamiento con los mensajes de refuerzo ayudó a adelgazar entre 0,66 y 4,85 kg, además de aumentar el consumo de frutas y verduras en lugar de grasas y azúcares.
«La salud móvil es una intervención con un potencial enorme. El 100% de la población tiene acceso a un celular y el uso es cada vez mayor» sostuvo Rubinstein. Queda por ver qué tipo de mensaje sería más útil, voz, texto o aplicaciones, y cómo mejorar la efectividad.
Usan iPads para explicar la cirugía.
Este fin de semana fue divulgado otro estudio en el que probaron el efecto positivo que puede tener incorporar los celulares o tabletas de los pacientes o la atención médica. En concreto, un grupo de médicos australianos preparó pacientes para una cirugía usando iPads y se vio que su comprensión sobre la operación era mucho mejor que con una consulta presencial con su médico. «Les suele resultar difícil entender el lenguaje técnico y muchas veces se sienten intimidados ante el médico», reflexionó Matthew Winter investigador principal del estudio realizado en el hospital Royal North Shore, en Sydney. «Generalmente los médicos hacen su trabajo en un ambiente congestionado, donde el tiempo limita la calidad de su consulta y/o del consentimiento. Encontramos que la información del paciente aumentaba notablemente mostrándoles videos en dispositivos portátiles y los preferían en comparación con la comunicación tradicional de únicamente hablar con el doctor», señaló el investigador.
Entre los 88 pacientes estudiados, 71 de ellos (80.7%) prefirieron que les explicaran la cirugía que les iban a hacer con un video antes de solamente charlar con su médico tratante. Solo 17 participantes del estudio (19.3%) consideraron suficiente la consulta cara a cara.
Fuente: elpais.com.uy
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