La falta de tratamientos para el control de la diabetes, los malos hábitos alimenticios y la genética intervienen en el desarrollo de la nefropatía diabética
En un lapso de 10 años de evolución de la enfermedad diabética, el paciente puede desarrollar afectaciones renales si no tiene un control de su glucosa.
La diabetes mal controlada o sin tratamiento constituye un importante precedente de casos de insuficiencia renal, ya que se estima que hasta 40 por ciento de personas diabéticas podrían llegar a desarrollar severos daños en sus riñones, deterioro orgánico y desarrollar insuficiencia renal si no lleva tratamiento adecuado de la enfermedad.
Implicará que el paciente sea sometido a diálisis y hemodiálisis, así como a un trasplante renal, aunque podría no calificar para recibir un órgano dado el daño orgánico que implica el presentar ambas patologías.
Los pacientes diabéticos suelen presentar complicaciones angiopáticas, tales como el pie diabético, enfermedad cardiovascular o insuficiencia vascular que pudieran limitar la posibilidad de practicar un trasplante.
La nefropatía diabética se produce por una severa inflamación de los vasos renales, misma que suele ser asintomática y que comúnmente produce manifestaciones en etapas avanzadas.
Además del desapego a tratamientos para el control de la diabetes, los malos hábitos alimenticios y la genética intervienen en el desarrollo de la nefropatía diabética.
Es de vital importancia que las personas que padecen diabetes, de manera regular se practiquen exámenes de orina en donde sea posible detectar o descartar la presencia de albumina y otras proteínas que puedan sugerir daño renal, lo ideal es practicarse este chequeo semestralmente.
Fuente: informador.com.mx